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General: domingo 20 Febrero 2011
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: perladelmar  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2011 02:53

domingo 20 Febrero 2011

VII Domingo del Tiempo Ordinario A


Santo(s) del día : Beato Francisco Marto,  Beata Jacinta Marto

Ver el comentario abajo, o clic en el título
San Elredo de Rielvaux :
«Amad a vuestros enemigos»


Libro del Levítico 19,1-2.17-18.

El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él. No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.


Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.12-13.

De David. Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles;


Carta I de San Pablo a los Corintios 3,16-23.

¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. ¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: El sorprende a los sabios en su propia astucia, y además: El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos. En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.


Evangelio según San Mateo 5,38-48.

Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Elredo de Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense
El Espejo de la Caridad III, 5

«Amad a vuestros enemigos»



     Nada nos mueve tanto a amar a los enemigos, que es en lo que consiste la perfección de amor fraterno, como considerar con gratitud la paciencia admirable del «más bello de los hijos de los hombres» (Sl 44,3). Mostró su bello rostro a los impíos para que lo cubrieran de salivazos. Dejó que con una venda le taparan los ojos, éstos que, tan sólo con un signo, gobiernan el universo. Expuso su espalda a los latigazos... Su cabeza, ante la cual tiemblan los príncipes y los poderosos, la sometió a los pinchos de las espinas. Se entregó él mismo a las afrentas e injurias. Finalmente soportó pacientemente la cruz, los clavos, la lanza, la hiel, el vinagre, manteniéndose, en medio de todo ello, lleno de suavidad y serenidad. «Como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca» (Is 53,7).

     Al escuchar estas admirables palabras tan llenas de suavidad, de amor y de serenidad imperturbable: «Padre, perdónalos» (Lc 23,34) ¿quién podría añadir algo a la suavidad y a la caridad de estas palabras?

     Y sin embargo el Señor todavía añadió alguna más, pues no se contentó con orar sino que quiso también excusar: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Sin duda que se trata de grandes pecadores, pero apenas tienen conciencia de ello; por eso: Padre, perdónalos. Crucifican pero sin saber a quien crucifican... Piensan que se trata de un trasgresor de la Ley, de un usurpador de la divinidad, de un seductor del pueblo. Yo les he disimulado mi rostro. No han podido reconocer mi majestad. Por eso: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

     Para aprender a amar, pues, que el hombre que no se deje llevar de los impulsos de la carne... Que todo su afecto lo ponga en la suave paciencia de la carne del Señor. Para encontrar un descanso más perfecto y más dichoso en las delicias de la caridad fraterna, que estreche también a sus enemigos en los brazos del verdadero amor. Pero para que ese fuego divino no disminuya por las injurias, que tenga siempre los ojos del espíritu fijos en la serena paciencia de su amado Señor y Salvador.



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: perladelmar Enviado: 20/02/2011 02:58
“Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con firmeza; espero en ti, pero ayúdame a esperar sin desconfianza, te amo, Señor, pero ayúdame a demostrarte que te quiero; estoy arrepentido, pero ayúdame a no volver a ofenderte. Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi fin; te alabo, porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en ti, porque ere mi protector” (Oración del Papa Clemente XI).

Petición

Jesucristo, que mis pensamientos sean tus pensamientos y que mis obras reflejen el amor que me tienes.

Meditación

“El Yo de Jesús sobresale en un grado que ningún maestro de la Ley puede permitirse (...). No enseñaba como los rabinos, sino como uno que tenía «autoridad» (Mt 7, 28; cfr. Mc 1,22; Lc 4,32). Con estas expresiones, evidentemente, no se nos hace referencia a una cualidad retórica de los discursos de Jesús, sino a la clara reivindicación de ponerse a la altura del Legislador -a la altura de Dios”, (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, cap. 4 “El discurso de la Montaña”).

¿Y por qué Jesús no enseñaba cómo los rabinos? ¿Por qué su autoridad era tan diversa?

Parte de la respuesta está en el “Yo” de Cristo. Él no habla como patriarca, ni como profeta, ni mucho menos como un rabino. Jesús habla como el Hijo, como la segunda persona de la Santísima Trinidad. La segunda parte la encontramos escondida en los diversos actos que describe el evangelio (como un retrato anticipado de lo que sería su pasión y muerte): “Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda”.

La autoridad de nuestro Rey no sólo son sus palabras sino sobre todo su testimonio. Una autoridad esculpida con su amor, firmada con su sangre y promovida con su servicio a los demás.

Reflexión apostólica

La caridad, el perdón, la comprensión, la generosidad sin límites son nuestro “a-b-c” como cristianos. ¿Podemos no seguir el testimonio de tan insigne Maestro? ¿Quién no pondrá una mejilla cuando Él ofreció su cuerpo entero? ¿Quién no dará su vestido cuando el nos vistió con su gracia? ¿Quién no podrá caminar con sus dificultades cuando Él no sólo caminó sino que cargo con nuestros pecados? ¿Quién puede dar la espalda cuando Él abrió sus brazos en la cruz? ¿Quién no puede amar su enemigo cuando Él los perdonó y los amó hasta el extremo?

Propósito

Trataré de escuchar con paciencia las necesidades de los que me rodean y buscaré servirles sin esperar recompensa.

Diálogo con Cristo

Mi Señor, aquí está mi alma arrodillada ante ti. Tú sabes que quiero cumplir tu mandato del amor, que quiero descubrirte en los demás, que quiero corresponderte. Ayúdame a llenarme de ti, ayúdame a conocerte, ayúdame a serte fiel. Así sea.


“Precisamente por esto Catalina era creíble en la autoridad, porque se podía ver que para ella la autoridad era exactamente servir a los demás”
(Benedicto XVI, Audiencia General, 29-12-2010).

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: angyta50 Enviado: 21/02/2011 02:00

Libro del Levítico 19,1-2.17-18.

El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo. No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él. No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.




 
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