LAS CARICIAS DE LA VIDA
QUERER no es hacer grandes declaraciones; es decir o hacer cosas sencillas y
sin especial motivo…
Por ejemplo: ¿Queres un café? ¿Estás cansado? ¿Puedo hacer algo
por vos?
Una llamada telefónica, una carta, una pequeña sorpresa, una
cariñosa invitación, un paseo juntos…
Es hacer cosas por el otro, sin razón, sin cálculo… es aceptar al
otro como es… es escucharlo con afecto… es no presionarlo…
Es mirar al otro con los ojos del corazón, con los ojos del alma.
La palabra puede engañar, pero la mirada nunca miente…
Es, simplemente, estar ahí, no solo con el cuerpo, sino con el
alma…
Es decir: « Te quiero » ¿Por qué esperar a que una persona muera para decir
que se la quería?
Es no juzgar, no criticar, no condenar. Es ser capaz de decir: «Si
hubiese estado en tu lugar, no lo habría hecho mejor» Es poder decir sin
envidia: «Es estupendo lo que has hecho».
Es tan sencillo como eso; no es nada complicado. Pero si no
sentimos amor, nos falta todo en la vida.
Cuando uno tiene el privilegio de querer y de ser querido, la vida
es extraordinaria. El calor que irradia, la luz que invade el alma y hace
brillar los ojos…
Envía este mensaje a las personas a las que quieres. A las que de
una forma u otra han dado felicidad a tu vida. A las que te hacen sonreír
cuando lo necesitas de verdad. A las que te hacen ver el lado bello de las
cosas cuando estás en tus horas más bajas. A las que quisieras decirles
cuánto aprecias su afecto y su amistad.
Pero si no haces nada, no te inquietes, nada malo te sucederá; solo
perderás una oportunidad de iluminar el día a alguien con un mensaje de
cariño.
D/A