QUIZA EL DEFECTO ESTE EN NOSOTROS
Una vez una mujer comentaba con otra acerca de la manera en que una vecina lavaba la ropa.
-Es una mujer muy descuidada -decía- . No lava bien la ropa, pues la tiende a secar tan sucia como antes de lavarla.
Al decir esto, señalaba a unas prendas de ropa que se podían ver tendidas a través de su ventana. Al fijarse bien la amiga, se acerco a la ventana y miro bien los cristales. Entonces se dio cuenta de que el problema no estaba en la ropa de la vecina. Se dirigió a su amiga y le dijo:
-Limpia los cristales de tu ventana y veras que la ropa de la vecina sí que está limpia.
Frecuentemente nos pasa que los que están sucios son nuestros ojos y cristales. Y proyectamos sobre los demás, atribuyéndoles nuestra propia suciedad. Antes de señalar los pretendidos defectos de los demás, veamos si nuestros cristales no son los defectuosos
No juzguen a otros, y Dios no los juzgara a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenara a ustedes. Perdonen y Dios los perdonara (Lucas 6,37)