Déjame ser el dulce consuelo de tu amargo corazón,
déjame demostrar todo mi amor,
no temas, no escapes de mi pequeño manantial
lleno de un sincero amar y calor,
déjame bañarte con esa agua pura
que se deslizará por la sombra de tu pesar
llevándote a una primavera absoluta,
llenándote de una gran felicidad.
Déjame amar tu cuerpo bendito
que sediento está del tuyo,
déjame recorrer milímetro a milímetro el
paisaje terrenal de tu cuerpo para amarlo
con la lujuria que mi alma emana.