PARA UNA BUENA
SEMANA SANTA
1. Ponte en paz con Dios y con los hermanos. La Pascua merece una limpieza del corazón y de tu misma vida.
Una buena confesión te hará comprobar el amor de Dios y poner a un punto tu interior para una buena comunión pascual.
2. Busca espacios y tiempo para la oración. Jesús, frecuentemente, se retiraba a un lugar solitario y apartado para su encuentro con Dios. ¡Acompáñale en estos días! La Hora Santa te ayudará.
3. Escucha, medita y lee con interés la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Seguir a Jesús conlleva, además, ser conocedor de las razones de su vida y los motivos de su muerte: la salvación de la humanidad.
4. Ejerce la generosidad y sin mirar a quién ni el cuánto. Jesús, siendo rico, se hace pobre o siervo, para que aprendamos una gran lección: la caridad gusta a Dios.
La piedad es una llave que abre la puerta del cielo.
5. Participa activamente en las celebraciones eucarísticas o litúrgicas. La Semana Santa, no lo olvides, no es tiempo de vacación. En cambio si que lo es "tiempo de devoción" cristiana. ¿Qué pueda más en ti? ¿Vacación o devoción?
6. Guarda silencio en estos días. Que la Televisión no sea la protagonista en tu casa.
La música clásica, una película sobre la Pasión de Jesús te ayudará, a ti y a los tuyos, a vivir lo que decís sois: cristianos.
7. No olvides el ayuno y la abstinencia. Quien mucho hizo por el hombre, Jesús,
¿no va a ser correspondido, recordado y querido con nuestra solidaridad en estos gestos que hablan de nuestra sobriedad o austeridad?
8. Reza ante la cruz. Ponte en camino hacia una iglesia. Arrodíllate y haz un coloquio con el Señor. ¡Lo has hecho por mí! ¡Has subido a la cruz por mí! ¡Gracias Señor!
9. Anima a tus familiares a vivir la Semana Santa. No dejes que, al igual que puede ocurrir con la Navidad, nos roben el sentido más profundo y genuino de estos días: Cristo pasa, con su cruz, para que veamos el inmenso amor que Dios nos tiene.
10. Prepárate durante toda la Semana Santa al gran acontecimiento de la Pascua: ¡la Resurrección de Cristo! No te quedes agarrado para siempre a la cruz; no te conformes con ser espectador de una procesión de Viernes Santo.
Recuerda que, un cristiano, es hijo de la Pascua resucitada. Nuestra fe es de vida, no de muerte.
(Javier Leoz )