La herida del tiempo
Cuando pasan los años no se necesitan muchas reflexiones, ni una terrible enfermedad para darse cuenta de cómo nuestros cuerpos sienten la herida del tiempo.
Sí, sentirse envejecer es doloroso. Pero la herida del tiempo en nuestros cuerpos no puede ponernos tristes. Es verdad que pueden languidecer nuestras fuerzas físicas, pero ¡cuántas cosas pueden seguir creciendo dentro de nosotros! Nunca podremos jubilar la fe, la esperanza, ni el amor. Por eso, si sabemos amar, el tiempo será nuestro aliado, nunca nuestro enemigo.
(Autor desconocido)