La palabra de Dios hay que leerla para ser sabio, créela para ser salvo y practicarla para ser santo.
Contiene luz para guiarte, aliento para sostenerte y consuelo para alentarte a Ti.
La biblia es el mapa del viajero, el cayado del peregrino, la brújula del piloto, la espada del soldado, y el itinerario del cristiano.
En ella se restablece el Paraíso y las puertas del infierno son reveladas.
Cristo es su gran tema, nuestro bien su diseño y la gloria de Dios su finalidad.
Debe llenar la memoria, gobernar el corazón y guiar los pies.
Léela lentamente, frecuentemente y en oración.
Es una mina de riqueza, un paraíso de gloria y un río de placer.
Es dada para ti en vida, será abierta en el juicio y recordada para siempre.
Ella encierra la responsabilidad mas alta, recompensará la labor mas grande y condenara a todos los que menospreciaron su contenido sagrado.