



Ser mujer es ser capaz de apreciar las mariposas que no se ven. El lado intuitivo y sentimental de la mujer es lo que le permite ver la belleza en cada acción. La madre que ama a su hijo, aunque este no sea el más bello.

La ejecutiva que ama su proyecto, aún con todas sus fallas. La mujer eterna, que ama a la humanidad, aún con todas las guerras.

Porque ella ve algo que los hombres todavía están aprendiendo a ver. Ve los colores donde hay grises, ve el amor donde solo hay odio, ve el brillo en los ojos de alguien en sufrimiento.

Ella permite que su corazón hable duro y vuelve la vida suave, de forma que todos los que vienen después de ella, sienten que hay algo diferente, hay algo distinto.




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