Es expresión de generosidad la escucha atenta cuando otra persona manifiesta en su diálogo una preocupación. Entonces podemos serenar nuestros pensamientos y mediante el silencio interior, percibir la invitación que el Espíritu Santo nos hace para brindar a traves nuestro, su consuelo.
Sin críticas, tal vez tampoco consejos, sino simplemente dejando que nuestro hombro sea un lugar de descarga, una almohada que suavice su descanso, aquel sitio donde nuestro hermano que tiene una necesidad concreta pueda encontrar aunque mas no sea una herramienta para ocuparse creativamente en una posible solución.
Pidámosle a Dios, nos regale esa escucha atenta para poder trasmitir su Paz y Alegría.