EL DELANTAL DE LA ABUELA
Un homenaje a las abuelitas que con o sin DELANTAL siempre las tenemos presentes en nuestra mente y corazón?
¿A quién no le llega a la mente la imagen de su abuelita trabajando afanosamente en la cocina con su DELANTAL puesto?
La principal función del DELANTAL de la abuela era proteger el vestido que estaba debajo, "Es la indumentaria distintiva de una buena cocinera" (decía mi abuela), pero además, tenía otras muchas funciones más: Le servía como agarradera para retirar la sartén caliente del fuego. Era utensilio maravilloso para secar las lágrimas de los niños, y otras veces para limpiar sus caritas sucias.
Cuando llegaban visitas a casa, el DELANTAL de la abuela servía como refugio a los niños tímidos, con problemas para saludar. Cuando hacía frío, la abuela envolvía sus brazos en él. Si la abuelita vivía en un rancho o granja, el DELANTAL le servía para transportar desde el gallinero los huevos que recolectaba y en ocasiones también para acarrar los pollitos que necesitaban terapia intensiva.
Aquel viejo DELANTAL de algunas abuelitas, agitado sobre el fuego, oficiaba de fuelle. Y él era el que cargaba con las papas y la leña hasta la cocina. Servía también de canasto para llevar las verduras desde la huerta. Después de usarse para la cosecha de la cebada, le tocaba el turno a los repollos. Con él se recogían los frutos que caían de los árboles al terminar el verano. Cuando alguien llegaba inesperadamente, era sorprendente la rapidez con que el viejo DELANTAL podía sacar el polvo de los muebles.
Cuando se acercaba la hora de la comida, la abuela salía a la puerta y al agitar su DELANTAL, los hombres que estaban trabajando en los campos se daban cuenta de inmediato que el almuerzo ya estaba listo. La abuela también lo usaba para colocar en la ventana la torta recién sacada del horno, para que se enfriara. (Actualmente, por el contrario, la nieta coloca la torta en el mismo lugar, pero para que se descongele?
La verdad es que hoy en día, son muy pocas las abuelas que tienen que proteger sus ropas, las agarraderas de las sartenes ya no queman, las caritas de los niños las limpiamos con toallitas húmedas, no tenemos gallinas en casa, el fuego lo avivamos con un botón o una llave, el polvo lo quitamos con sprays ecológicas que lo repelen?¡cosas de la vida!) Realmente era un DELANTAL mágico, pues además de hacerse cargo de tantos menesteres, albergaba en sus bolsillos, todo lo que un pequeño podía desear, dulces, lápices, sorpresas y hasta moneditas sueltas.
Como homenaje a mi abuela, conservo colgado en mi cocina un DELANTAL, que me recuerda todos los días a aquella persona tan querida que lo portaba, que fue capaz de hacer tantas cosas con ese gran amor que siempre tenía para todo y para todos. Pasarán largos años antes de que alguien invente un objeto que pueda reemplazar aquel viejo DELANTAL que tantas funciones cumplía?
La imagen de mi abuelita portando su desgastado y limpio DELANTAL, trae a mi mente recuerdos preciosos de aquellas épocas felices de mi vida.
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