Enseñanzas del Evangelio
Corazón.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. (Mt 6, 21).
Enseñanza:
El Señor nos dice que allí donde esté nuestro tesoro, estará también nuestro corazón. Y podemos decir que donde esté nuestro corazón, allí mismo está nuestro tesoro.
Porque el corazón ama, está hecho para amar. Amará a Dios, o a las criaturas, pero tiene necesidad de amar. Por eso el Señor nos ha dado en sus dos principales mandamientos el amor a Dios y al prójimo, y luego deben venir todos los demás amores a las cosas, pero en tanto y en cuanto nos ayuden a cumplir estos mandamientos, y no nos estorben para ello.
Una tentación muy fuerte que tenemos ahora es dedicarnos a acumular riquezas materiales, y entonces ponemos allí nuestro corazón. Y si las perdemos, entonces nos desesperamos.
La Iglesia Católica se preocupa de los pobres materiales, porque a ellos se les debe anunciar la buena noticia, y también a los pobres espirituales; y la Iglesia, nuestra Madre amorosa, sabe socorrer ambas pobrezas.
Por eso, como fieles hijos de la Iglesia Católica, tenemos que aprender a usar de nuestros bienes en favor de los más necesitados. No solamente nuestros bienes materiales, con los que tenemos la obligación de socorrer a los pobres, sino también poner nuestros dones espirituales en favor de los más necesitados y los alejados de Dios. Porque a veces nuestro tesoro no son monedas o billetes, sino nuestro propio pensamiento, nuestra manera de pensar, que no deja entrar en nosotros la manera de pensar y los pensamientos de Dios.
Hagamos el bien y, como dijo la Madre Teresa de Calcuta: “Hay que dar hasta que duela”. Sigamos esta enseñanza y nuestro tesoro estará en el Cielo, porque allí estará el cúmulo de las buenas obras realizadas en la tierra, y allí tendremos nuestro corazón.