Hay personas que lo tienen todo en la vida para
ser felices. Tienen familia, un buen trabajo, amigos,
pero igual se sienten inseguras para enfrenar
nuevos desafíos. Esta falta de confianza en sí
mismo es muy común y se debe a que la autoestima
no está determinada por lo que somos, sino cómo
llegamos a ser lo que somos. Es producto de toda
la historia personal. Y además, esta autoestima es
frágil y requiere de un estímulo constante, tanto
interno como externo -del entorno-, para que se
mantenga firme.
La autoestima es subjetiva. Depende
fundamentalmente lo que uno siente y piensa
de sí mismo y de lo que uno cree que los otros sienten
y piensan de uno. Está relacionada con el mundo
emocional, con nuestros valores y nuestros
proyectos de vida. Depende de la capacidad de
amarse y de amar; de querer y de sentirse querido.
El amor está ligado a la autoestima. Este
sentimiento determinará la seguridad de ser
capaces de desarrollar durante la vida. Se va
construyendo desde que se nace, donde el cariño
de los padres es fundamental para generar confianza
y seguridad. Luego la vida será una sucesión
de tensiones, donde el afecto de quienes nos rodean
es importantísimo para sentirnos con la fuerza
suficiente para seguir adelante y aprender.
Afortunadamente siempre es tiempo de amar a los
demás, de cultivar este sentimiento, y así mejorar
nuestra autoestima.
Autor desconocido