REALIDAD
a M...
En
el dulce reposo de la tarde
cuando
al ponerse el sol en occidente
su
luz dorada, de la vida fuente,
como
una hoguera en los espacios arde,
o
de la noche en el silencio umbrío
cuando la luna con fulgor de plata
alumbra a trechos el sonante río
y en sus límpidas ondas se retrata,
entre las sombras de la vida hay
horas
en que la realidad que nos
circuye
a detener el ímpetu no
alcanza
de nuestra alma que a lo
lejos huye
y a la región de lo
ideal se lanza...
Y
entonces cuando pienso en tus amores
nuestras dos vidas deslizarse veo
no cual la realidad que aja sus
flores
sino cual la ilusión de tu
deseo.
No por las conveniencias
separados,
soñando tú conmigo, yo
en tus sueños,
sino juntos los dos
en los collados
de la Arcadia
risueños;
asidos por las manos a lo
lejos
buscando el fin de la campiña
amena
a los pálidos rayos de la
luna.
O del ardiente sol a los
reflejos,
dejando transcurrir una
por una
las no cantadas horas
venturosas
que no mancha la sombra
de una pena
libando amor... y
deshojando rosas...
Del verdor y
del musgo en lo sombrío
ocultos en
lo ignoto del boscaje
radiante aún
de gotas de rocío
de virgen fuerza
y de vigor salvaje;
sentados a la
orilla del torrente
tú escuchando
los ecos del follaje
yo acariciando
-trémula la mano-
tus rizos al caer
sobre tu frente...
························································
Otras veces trayendo a la memoria
los fantasmas de un tiempo ya
pasado
junto con ellos cual
sencilla historia
los ideales de tu
amor soñado.
Y es entonces un
gótico castillo
de altivas torres
de musgosas piedras
en cuyo muro
gris crecen las hiedras
teatro de
nuestro amor santificado.
Y
en reducida y perfumada estancia
cuyos tapices abrillanta y dora
el fuego de la antigua chimenea,
juntos los dos oímos a distancia
diciéndonos protestas de ternura
la voz del agua que al perderse
llora
y el viento que en los
árboles cimbrea
entre el silencio
de la noche oscura.
O
en frágil barca en plácida mañana
de lago azul flotando en los
cristales
con la mirada errantes
contemplamos
el cielo, la ribera,
los juncales,
y las nieblas que
inciertas, vaporosas,
van a
perderse en la región lejana
como
se pierda la esperanza humana
o el
postrimer aroma de las rosas.
Mas
cuando el alma en sus ensueños flota,
la realidad asoma de improviso
no más resuena la encantada nota...
Brotan espinas do la rosa brota,
y en crüel se torna el
paraíso.
Vuelvo
a mirar... y pienso que nacimos
para vivir por siempre separados,
que no es una la senda que seguimos
y que la lumbre que cercana vimos
fue visión de tu amor y tus
cuidados.
Y
al comparar la realidad penosa
con
los paisajes de ideal que miro
en
el fondo del alma lastimosa
para tu
dulce amor -niña piadosa-
para tu
dulce amor surge un suspiro.
Octubre 24 de 1882
Poema
de
José Asunción
Silva