Yo, marinero, en la ribera mía,
posada sobre un
cano y dulce río
que da su brazo a un mar de Andalucía,
sueño ser
almirante de navío,
para partir el lomo de los mares
al sol ardiente y a
la luna fría.
¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares
islas del norte!
¡Blanca primavera,
desnuda y yerta sobre los glaciares,
cuerpo de roca
y alma de vidriera!
¡Oh estío tropical, rojo, abrasado,
bajo el plumero
azul de la palmera!
Mi sueño, por el mar condecorado,
va sobre su
bajel, firme, seguro,
de una verde sirena enamorado,
concha del agua
allá en su seno oscuro.
¡Arrójame a las ondas, marinero:
-Sirenita del
mar, yo te conjuro!
Sal de tu gruta, que adorarte quiero,
sal de tu
gruta, virgen sembradora,
a sembrarme en el pecho tu lucero.
Ya está
flotando el cuerpo de la aurora
en la bandeja azul del océano
y la cara
del cielo se colora
de carmín. deja el vidrio de tu mano
disuelto en
la alba urna de mi frente,
alga de nácar, cantadora en vano
bajo el
vergel azul de la corriente.
¡Gélidos desposorios submarinos,
con el ángel
barquero del relente
y la luna del agua por padrinos!
El mar, la
tierra, el aire, mi sirena,
surcaré atado a las cabellos finos
y
verdes de tu álgida melena.
Mis gallardetes blancos enarbola,
¡Oh
marinero!, ante la aurora llena
¡y ruede por el mar tu
caracola!