Quince minutos con el Divino Niño Jesús

Ayúdame a ser bueno.
Divino Niño Jesús, cada vez que penetro más en tu doctrina, cada vez me doy más cuenta de que debo ser bueno, pues lo que mandas a todos los hombres es que sean buenos. Por eso hoy quiero pedirte, Divino Niño, que me ayudes a ser bueno a pesar de todo el mal que hay en el mundo y que a veces me afecta y me quiere volver malo y agriarme el carácter. No quiero ser vengativo ni tomarme revancha contra nadie, sino rezar por todos, incluso aquellos que me hicieron daño o hablaron mal de mí. ¿Por qué no me enseñas, Pequeño Jesús, a saber perdonar a todos y ser sencillo y pequeño como Tú? Porque sé muy bien que al Cielo sólo van los que en la tierra han sabido conservar la bondad hasta el fin, sin volverse malos, sin volverse cizaña, sino que han permanecido siempre trigo de Dios.
Divino Niño ten compasión de mí que soy un pobre hombre y a veces me dejo llevar por los impulsos y me enojo y me amargo la vida, y a veces le amargo la vida también a los que tengo a mi lado. Sé que ves mi debilidad y por eso te ruego que me ayudes a ser cada día más bueno, a soportar todo con paciencia, tomando cada contrariedad como un descuento del Purgatorio, para que sufriendo aquí en la tierra, sufra por menos tiempo en el Purgatorio.
¡Te amo, Divino Niño, y te ruego que me enseñes a mostrar a todos una sonrisa, a estar siempre contento y alegre con todos, a ser bueno con los buenos y con los malos, porque ésa es tu enseñanza y así lo practicaste Tú! ¡Bendito seas por siempre, Jesús Niño! Dame la gracia de tu sencillez y candor para que mantenga en mi vida la infancia espiritual.
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