Una chica estaba a punto de casarse, tenía un
galán que estaba en la idea de que su novia
era virgen y ella así se lo hacia creer todo
el tiempo. Pero tenía el problema de que en la luna
de miel se diera cuenta que en realidad no era virgen
. Por tal motivo platica con su mamá y esta
a su vez le aconseja: Porque no vas a la ferretería
y compras colorante con el que miden el flujo
del agua, este no es tóxico, te lo pones
en tu vagina y a la hora de la penetración
con el semen y tu liquido vaginal el liquido parecerá
sangre. Si mamá lo haré. Pero ella se acuerda
del polvo rojo solo el día de la boda, y manda a su
hermano a que los compre. Su hermanito
(más pendejo aún) va por la calle...
polvos rojos, polvos rojos, polvos rojos...
de repente se distrae y al llegar a la ferretería
se cuestiona: ¿Qué me encargo mi hermana?,
Ah si, pólvora. Me da por favor 50 pesos de pólvora.
Al pasar la fiesta y todo el desmadre de la boda,
la hermana le pide los polvos y su hermano se los
da, en el hotel ella se mete al baño, se los unta sin
fijarse que eran, el friccionar de la relación sexual
llega a tal grado que es tan intensa que la pólvora
explota y sale una capa intensa de humo...
la chica para despistar dice: Ay amor, estas cabrón,
mira, es mi virginidad que se va al cielo... Pues
alcánzala que se lleva mis huevos!