DOCENARIO GUADALUPANO
El Espíritu Santo construye la Iglesiade modo admirable con el Acontecimiento Guadalupano
Hemos palpado cómo Dios nos ha llamado a ser su pueblo y cómo María, Juan Diego, fray Juan de Zumárraga y otros fueron colaborando para darle forma a ese pueblo naciente.
En todo esto ha estado muy presente el Gran Constructor de la Iglesia: el Espíritu del Padre y del Hijo, el que nos ha sido dado para ser testigos del Señor Jesús. En este día vamos a contemplar los resultados de esa actuación en México. Nos acompañará el Apóstol San Simón, apodado el fanático.
El Espíritu Santo pone en contacto a la Virgen, a Juan Diego y a fray Juan de Zumárraga para que juntos hagan nacer, eficazmente, la Iglesia en México (Nican Mopohua: 33, 60-62; 65, 140-142; 178 a 180 y 194).
Segunda consideración: El Espíritu Santo fortalece a Juan Diego en su misión para apoyar la petición de la Virgen (N.M. 46-49, 56, 59, 63-65; 79-81; 115-116; 121-123; 151-152; 168-174).
Tercera consideración: El Espíritu Santo vence la resistencia del Obispo Zumárraga y lo convierte en colaborador y responsable de levantar la casa de la Virgen en el Tepeyac (N.M. 187-193 y 205-213).
Cuarta consideración: El Espíritu Santo convoca a muchas más personas para que ayuden a que el Acontecimiento Guadalupano tenga el éxito querido por Él (N.M. 203-205; 147-159; 135-136; 196, 198-199).
Quinta consideración: El Espíritu Santo rehace al pueblo indígena y, con la ayuda eficientísima de María, va estableciendo el Reinado de Dios en estas tierras americanas, en especial en México (N.M. 1-2; 15, 23, 27-28; 34-36; 59, 123, 139, 183-184; 208 y 214 a 216).
Lecturas bíblicas: Lc 2, 1-20. Jn 2, 1-12, 2, 1-41. Hechos 5, 17-33 y 22, 1-21. Jaculatoria. Guía: Espíritu Santo, Constructor Admirable de la Iglesia; todos: ayúdanos a construir, contigo y con María, la civilización del amor para todos.
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