El mismo Lorca dice que es un libro sobre Andalucía y que lo llama gitano
porque lo gitano es la cosa más pura y más auténtica y profunda de
Andalucía, “el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad
andaluza y universal”..
El personaje principal (según el autor) es la PENA, que no es nostalgia,
melancolía, sino “lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea
y no comprende”.
No hay interés costumbrista. El gitano para Lorca va a significar el conflicto
de la vida: el individuo que trata de afirmar su individualidad frente al mundo,
de ahí nace su destino trágico.
El gitano del romancero es el gitano idealizado, convertido en mito.
Lo que buscaba Lorca en esos gitanos andaluces era la “raíz oculta”
(en expresión de Ángel Valente) de toda la humanidad.
El gitano simboliza el conflicto entre primitivismo y civilización, entre instinto
y razón. El gitano representa los impulsos naturales, lo espontáneo; es
también el prototipo de hombre libre, en lucha con la fuerzas que representan la coacción y la represión (como la guardia civil). El mundo del gitano es un mundo inestable, de sueño (“juego de luna y arena”), el mundo del deseo que se debate
entre la vida y la muerte. El gitano sucumbe a su ‘fatum’ a su destino trágico
del que no puede escapar.
El lema del romancero podía ser el último verso del
“Romance de la guardia civil española”: “Juego de luna y arena”
, dos símbolos negativos que resumen la vida de los gitanos,
una vida marcada por la frustración y la tragedia.
Unido al símbolo del gitano hay dos temas recurrentes en el romancero:
el amor y la muerte.