(José Luis Cortés, en Ciclo C -RD/Herder-).- En un cierto momento decidimos "seguir a Jesús". A pesar de nuestras vacilaciones y nuestras incongruencias, queremos estar con él y con lo que él significa.
Eso nos ha hecho mejores. Ha hecho que nuestra vida esté más llena. Que cada uno coja su vida en sus manos y sopese lo que le ha aportado el hecho de "ser cristiano". Y lo que hubiera sucedido si no hubiéramos seguido a Jesús (¡espero que ninguna religiosa y ningún consagrado se arrepientan de haber elegido la vida del 'estaado de perfección"!).
Ahora examinamos las desventajas que ha supuesto para nosotros el seguir a Jesús. Si no ha habido ninguna resultará sospechoso, porque seguir a Jesús debería, en principio, colocarnos en bastantes aprietos, en situaciones en las que uno echa de menos hallarse menos comprometido, preocuparse menos por los demás, y darse un poco más a la molicie y al dolce far niente.
Pero no tenemos alternativa, afortunadamente. Como no somos malos, cuando uno ve que Jesús pasa por su vida, comprende que es lo mejor que le puede pasar.