Golpes de timón.
Cuando un barco zarpa y va surcando los mares, es necesario que el piloto, de vez en cuando o muy a menudo, dé golpes de timón, es decir, pequeñas correcciones en la marcha, para que el barco pueda llegar bien a destino.
Así también nosotros en la vida deberemos hacer correcciones para alcanzar las metas, ya sea el Cielo en el más allá, como la paz y la concordia en la familia, lograr mejorar nuestro carácter, etc.
¡Ay de quien se deja estar y no corrige sus desvíos! Porque un pequeño error al principio de la trayectoria, desemboca en un error grande al final, y no llegaremos a buen puerto.