¿Has escuchado alguna vez una lágrima caer? El silencio te dejará escuchar su voz. ¿Has visto alguna vez un latido del corazón? El silencio te hará mirar en tu interior y ver el color de un latido. ¿Has tocado alguna vez una estrella? El silencio de permitirá sentir la luz y la fuerza de las estrellas, testigos vivos de la fidelidad divina. El silencio es el lenguaje de las almas enamoradas. El silencio te permite escucharte para escuchar a Cristo. Es sentir tu dolor, sequedad, necesidad para reconocerte en el corazón del Amado. "En el mío no te encuentro, iré al tuyo para encontrarte y encontrándote me habré encontrado!"