Espejito-Espejito
Cuenta la historia de la Diosa japonesa Amaterasu que cuando nació su brillo era tan grande que sus padres la enviaron al Cielo para que brillara sobre la tierra.
Así paso un tiempo hasta que su hermano el Dios de las Tormentas comenzó a devastar la tierra con su fuerza y destrucción. Amaterasu sintió un dolor tan enorme que en protesta se escondió en una cueva.
Entonces el mundo creció gris y frío, los otros dioses hicieron todo lo posible porque Amaterasu saliera de la cueva a deslumbrar el mundo con su belleza, con su brillo, con su luz, pero todos sus esfuerzos fueron vanos.
Hubo uno de los dioses que cuyo manejo del ingenio le inspiró a poner un espejo en la entrada de la cueva recibiendo y proyectando la poca luz solar que todavía había, para llamar la atención de Amaterasu, que sumida en el silencio de la cueva, meditaba.
Un brillo lejano efectivamente llamó la atención de la Diosa y la llevo a reflejarse en el espejo. Lo que Amaterasu vio fue hermoso, brillante, sintió como su corazón expandía una profunda compasión sanadora, eso la decidió a salir de la cueva para compartirla con todos nosotros.
Desde ese día Amaterasu esta para cuando necesites mucha compasión hacia alguna situación que no comprendas de ti mism@ ella está para ayudarte.
Ella te invita a mirarte en los espejos que te rodean, sin excepción, tanto los que reflejan tus partes amorosas y brillantes, como los que reflejan tus partes, grises y oscuras. El brillo de su luz y la oscuridad de la caverna.
Esta historia nos recuerda nuestro brillo, nos pide que brillemos, que despertemos colectivamente con el brillo de cada quien, que lograrlo es tan simple como amarnos, estar en paz.