PARA SER OPTIMISTA
Desentiéndete de las incertidumbres pesimistas.
Reconoce que son más los bienes que disfrutas, que los males que te afligen.
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Despierta en ti la capacidad de asombro ante las bellezas de la naturaleza y los logros de la inventiva humana.
Regocijaste con los talentos que Dios te concedió.
Programa tu satisfacción continúa.
En vez de dramatizar trágicamente las frustraciones piensa permanentemente en la grandiosidad de las bendiciones que Dios te prodiga de continuo.
EL OPTIMISTA ES EL SER DE LA ESPERANZA.