Gran ayuda.
En la vida necesitamos ayuda del Cielo, porque a cada paso se nos presentan dificultades y pruebas, y solos no podemos sortearlas ilesos.
Por eso el Señor ha provisto concedernos un Ángel Custodio que nos cuida, y también ha querido que gocemos de la Comunión de los Santos, es decir, de la ayuda que nos dan las almas que ya están en el Cielo, y las que se purifican en el Purgatorio.
Entonces es un excelente negocio hacer decir Misas por las Benditas Almas del Purgatorio y ofrecer sacrificios y obras por ellas, por su pronta liberación, ya que si procedemos así, las almas nos socorrerán ya desde el mismísimo Purgatorio, porque ellas no pueden rezar ni hacer nada meritorio para sí mismas, pero sí pueden obtener muchísimo para los que peregrinamos en la tierra.
Hagamos el propósito, a partir de hoy, de rezarles más a las Benditas Almas del Purgatorio, y preparémonos a ver los grandísimo milagros que obtendremos en todos los sentidos, pues ellas conocen bien todas nuestras necesidades y quieren aliviarnos, como nosotros las aliviamos a ellas. Y luego, cuando vayan al Cielo, serán nuestras intercesoras incondicionales y eternamente agradecidas, que rogarán a Dios día y noche por nosotros, hasta que nos salgan a recibir en la puerta del Cielo el día de nuestra muerte.