Bienaventurada la que ha creído.
2013-12-12
Oración preparatoria
Virgen de Guadalupe, tú te encaminaste presurosa para ayudar a tu prima Isabel y luego hace unos años te hiciste presente en el cerro del Tepeyac para mostrar al «nuevo mundo» tu amor de Madre. Hoy vengo ante ti, en mi oración, confiando en tu intercesión de modo que sepa imitar las virtudes que caracterizaron tu vida.
Petición (gracia/fruto que se busca)
María, me siento orgulloso de tenerte como madre. Dame la gracia de amarte como un verdadero hijo. Te pido tu bendición para mí y para todo mi país.
Texto del Evangelio de hoy, como base para entablar el diálogo con Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.
Palabra del Señor.
Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)
Bienaventurada la que ha creído.
«En el contexto del Evangelio de Lucas, la mención del corazón noble y generoso, que escucha y guarda la Palabra, es un retrato implícito de la fe de la Virgen María. El mismo evangelista habla de la memoria de María, que conservaba en su corazón todo lo que escuchaba y veía, de modo que la Palabra diese fruto en su vida. La Madre del Señor es icono perfecto de la fe, como dice santa Isabel: “Bienaventurada la que ha creído” […]
En la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor fruto, y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe. En su vida, María ha realizado la peregrinación de la fe, siguiendo a su Hijo. Así, en María, el camino de fe del Antiguo Testamento es asumido en el seguimiento de Jesús y se deja transformar por él, entrando a formar parte de la mirada única del Hijo de Dios encarnado» (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 58).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo)
Ir, preferentemente en peregrinación familiar, a un santuario mariano y participar en la Eucaristía.
«Ella fue una mujer que vivía inmersa en Dios, y por ello el anuncio del ángel encontró en Ella un eco inmediato y una respuesta generosa».