Cinco Minutos de María, 28 de febrero
Los Cinco Minutos de María
María Santísima no pensó en sí misma, sino en sus hijos, que somos nosotros, y por nuestra salvación aceptó sus dolores y, lo que era para ella más costoso y le resultaba más doloroso, la vida de su propio Hijo Jesús.
Si pensáramos un poco menos en nosotros mismos y un poco más en los otros, menos en nuestras necesidades que en las necesidades de los que nos rodean, menos en nuestros dolores y penas, e nuestros gustos y conveniencias, que en lo que vemos en nuestros prójimos, seríamos los salvadores de ellos y merecedores de la vida eterna.
María como testigo de Jesucristo nos compromete a ser luz del mundo y sal de la tierra.