Infancia espiritual
Sencillez.
La infancia espiritual se logra en la sencillez, porque lo complicado no viene de Dios, ya que Él es simple, y sus verdades son simples, y las pueden entender muy bien los sencillos, y en cambio muchas veces quedan veladas para los doctos.
Cuanto más sencillos nos hagamos en el trato con Dios, tanto más Dios derramará gracias sobreabundantes en nosotros y nos hará sus hijos predilectos, con quienes estará muy a gusto compartiendo con nosotros todos sus tesoros.
Tratemos de hacer el propósito de ser cada vez más sencillos, para todo, porque Dios ama muchísimo a los sencillos y él elige de entre ellos a sus mensajeros.
Los santos son los que han entendido esta verdad y se han comunicado con Dios con toda naturalidad, sin lenguajes ampulosos y palabras rimbombantes, sino con lenguaje de amigos, con palabras de amor y simples.
Aprendamos de los pastores de Belén, y vayamos a adorar al Niño Dios con nuestros pobres dones, porque Dios mira el corazón y quiere ver en él simplicidad y caridad.