Las Señales Del Final De Los Tiempos
Mientras trotaba hace unos días vi un hermoso arcoíris que rodeaba
el sol y formaba un halo colorido magnífico. Inmediatamente pensé en
las señales del final de los tiempos. Hacía unos días había
participado de una ofrenda a la Pachamama con la sagrada
Kukamama que nos obsequió el peruano Kike Pinto, y en medio del ritual
habíamos visto un pájaro de fuego espléndido que voló muy cerca
de nosotros, confirmación de que nuestro mensaje de amor hacia nuestra
madre tierra estaba siendo recibido. Así que cuando vi ese arcoíris,
no pude menos que pensar que el cielo me estaba anunciando el
inminente cambio planetario. Seguí caminando y en una vuelta me pregunté si seguiría allí el
arcoíris, pero los árboles me impedían verlo, así que tenía que esperar a
llegar a una parte donde no hubiese follaje para comprobarlo.
Y en esa corta caminata me di cuenta de algo importante: estaba
buscando fuera de mí lo que sólo dentro de mí ha de ser.
Me di cuenta de que el final de los tiempos, de que el cambio planetario
no va a ocurrir fuera de mí, sino dentro. Y que si estaba empezando
a ver cosas poco comunes era porque estaba empezando a ver desde
los ojos del corazón, y no con los ojos racionales educados por el
miedo y la limitación.
El final de los tiempos, el cambio planetario sólo puede ocurrir dentro
de nosotros, y ocurriendo dentro de nosotros ocurre en todas partes.
Ese es el verdadero secreto. Si permanezco viendo y sintiendo el mundo
que me rodea con los ojos del corazón, entonces el cambio es ya, aquí
y ahora, y para siempre. ¿Por qué necesitamos cataclismos para cambiar?
Es verdad que estamos acostumbrados a aprender a porrazos,
pero no lo necesitamos necesariamente. Será necesario si así lo decido yo,
si realmente necesito pasar dificultades y enfrentarme al miedo cara
a cara, desde una situación extrema. Si asumo que el miedo es ya,
cuando me creo limitaciones para ser, que ese es el peor, el más
paralizante y limitador de los miedos, que no necesito que se hunda
el mundo para asumir que estoy asustado, sino que veo cuan asustado
estoy y lo supero, entrando en el espacio sagrado de mi corazón y
viendo el mundo con los ojos del corazón, entonces el cambio es ya. Cuando llevas unos pasos recorridos en el mundo espiritual te das
cuenta de que muchas de las poses de las personas que caminamos por
este camino no son más que máscaras que nos hacen creer que no
estamos asustados, máscaras que nos hacen creer que somos
mejores, más evolucionados, más despiertos, más iluminados; y vemos
a los demás, a aquellos que llevan una vida ordinaria, como menos,
como dormidos y necios. Y en realidad lo que ocurre es que nosotros
creamos mecanismos más sofisticados para encubrir el miedo,
para que no se note; y si lo hicimos es porque probablemente
somos los más asustados, los más temerosos, los más aterrados. Todos los maestros nos dicen: mira dentro de ti, allí están todas las
respuestas; y nosotros seguimos buscando señales en el cielo,
señales que nos hagan sentir los elegidos de Dios para liderar el
cambio planetario, subestimando a los que nos rodean. Eso no es
más que Ego, un Ego grande y gordo, un Ego bien alimentado
de rituales y apariencias y buenos modales. Es mejor ver nuestro miedo, nuestro terrible miedo y falta de
confianza para poderlo dejar atrás. Dejemos de ser tan
condescendientes con nosotros mismos. Veamos nuestro miedo
de frente para poder superarlo con el amor, que es su único antídoto.
Para poder por fin entrar en nuestro corazón y no salir más de
él, y mirar y tocar y cantar y bailar dentro de él, y construir
en él el nuevo mundo que está pujando por nacer
en cada uno de nosotros.
(Autora: Susana Martín)
Con Cariño Y Mucho Amor!!
Carlitos
|