Sin fe no podemos vivir.
Debemos creer en algo, porque los hombres somos seres religiosos y si no creemos en el Dios verdadero, pondremos nuestra fe en otros dioses: el dinero, el poder, el orgullo, el sexo, etc., pero en algo creeremos y en lo profundo de nuestra alma tendremos un altar, que si no es para dar culto al Dios Verdadero, será para adorar al demonio, pues en definitiva quien no adora a Dios, está adorando a la criatura, a sí mismo, o sea al diablo.
¿Por qué no ponemos nuestra fe completa en Dios? Porque sabemos que de Él nos podemos fiar plenamente, ya que en Él no hay mentira, y sus promesas son cumplidas siempre.
Si creemos en Dios y ponemos nuestra confianza en Él, entonces seremos los seres más felices del mundo, porque hemos confiado en quien es la Verdad y la Honestidad.
Dejemos los falsos dioses, que no ayudan y que cuando llega la necesidad nos abandonan cruelmente.
“Maldito el hombre que confía en el hombre” dice la Sagrada Escritura. Y nos dice también el Evangelio que Jesús no se fiaba de los hombres porque sabía lo que hay en el hombre.
Pongamos nuestra fe en Dios, y amemos a todos pero en Dios y por amor a Dios.
Si hacemos así, entonces nuestra vida se desarrollará en paz, y pase lo que pase, estaremos anclados en la Roca firme que es Dios, y nada ni nadie nos podrá quitar nuestra seguridad: el saber que Dios nos ama, que dispone todo para nuestro bien y que estamos protegidos por Él.