El Agua Que Quería Ser Fuego
"Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo.
Dicen que soy necesaria, pero yo preferiría ser hermosa,
encender entusiasmos, encender el corazón de los enamorados
y ser roja y cálida.
Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora
tiene el fuego.
Quisiera ser fuego y llama".
Así pensaba el agua de río de la montaña.
Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios
para pedir que cambiara su identidad.
"Querido Dios: Tú me hiciste agua, pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente.
Prefiero el color rojo para mí; desearía ser fuego.
¿Puede ser? Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente
y dijiste que habías venido a poner fuego a la tierra.
No recuerdo que nunca te compararas con el agua.
Por eso, creo que comprenderás mi deseo.
No es un simple capricho.
Yo necesito este cambio para mi realización personal".
El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios.
Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo.
El agua lo abrió y leyó:
"Querida hija: me apresuro a contestar tu carta.
Parece que te has cansado de ser agua.
Yo lo siento mucho porque no eres una agua cualquiera.
Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños.
Tú preparas el camino del fuego.
Mi Espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti.
El agua siempre es primero que el fuego..."
Mientras el agua estaba concentrada leyendo la carta,
Dios bajó a su lado y la contempló en silencio.
El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella.'
Dios seguía sonriendo esperando una respuesta.
El agua comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios
sólo lo tiene el agua limpia, suspiró y dijo: - "Sí, Señor, seguiré siendo agua.
Seguiré siendo tu espejo. Gracias".
"De hecho, aunque el cuerpo es uno solo,
tiene muchos miembros, y todos los miembros,
no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo.
Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo -ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres-, y a todos se nos dio
a beber de un mismo Espíritu.
Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro sino de muchos.
Si el pie dijera: -como no soy mano, no soy del cuerpo-, por eso dejaría de ser parte del cuerpo.
Y si la oreja dijera:
-como no soy ojo, no soy del cuerpo-, no por eso dejaría de ser parte del cuerpo.
Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído?
Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como
mejor le pareció.
Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo?
Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo"
Con Cariño Y Mucho Amor!!
Carlitos
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