No culpes a Dios por tus malas decisiones y menos cuando no le consultaste primero.
Cuando tengas un problema habla con Dios, no te contestará con palabras sino con hechos.
Si sientes que te faltan las fuerzas y el coraje, sujétate de Dios.
Si una persona intenta acercarte a Dios, esa persona es tu amiga.
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