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General: domingo 26 Abril 2015 Cuarto Domingo de Pascua
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 26/04/2015 02:02 |
domingo 26 Abril 2015
Cuarto Domingo de Pascua Santo(s) del día : San Rafael Arnaíz Barón, Beato Estanislao Kubista
Ver el comentario abajo, o clic en el título San Antonio de Padua : «El buen pastor da la vida por las ovejas»
Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,8-12.
En aquellos días: Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: "Jefes del pueblo y ancianos, ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado, sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos. El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular. Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos salvarnos".
Salmo 118(117),1.8-9.21-23.26.28.29.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres; es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos.
Yo te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor: Tú eres mi Dios, y yo te doy gracias; Dios mío, yo te glorifico. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!
Epístola I de San Juan 3,1-2.
Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a Él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es.
Evangelio según San Juan 10,11-18.
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre".
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Antonio de Padua (1195-1231), franciscano, doctor de la Iglesia Sermones para el domingo y las fiestas de los santos
«El buen pastor da la vida por las ovejas»
«Yo soy el buen pastor». Cristo, con todo derecho, puede decir: «Yo soy». Para él nada es pasado o futuro, todo le es presente, Es lo que él mismo dice en el Apocalipsis: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso» (Ap 1,8). Y en el Éxodo: «Soy el que soy. Dirás a los hijos de Israel: 'El que es me ha enviado a vosotros'» (Ex 3.14).
«Yo soy el buen pastor.» La palabra «pastor» viene de la palabra «pacer». Cristo nos apacienta cada día con su carne y con su sangre, en el sacramento del altar. Jesé, el padre de David, dijo a Samuel: «Mi hijo menor es un niño y está paciendo el rebaño» (1S 16,11). Nuestro David, pequeño y humilde, a pacienta también a sus ovejas como un buen pastor...
También en Isaías se lee: «Como un pastor apacienta el rebaño; su mano los reúne, lleva en brazos los corderos, cuida de las madres» (Is 40,11)... En efecto, el buen pastor, cuando conduce su rebaño a los pastos o lo saca de él, reúne a todos los corderos pequeños que todavía no pueden caminar; los toma en sus brazos, los lleva sobre su seno; lleva también a las madres, las que vana parir o las que acaban de dar a luz. Eso mismo hace Jesucristo: cada día nos alimenta con las enseñanzas del Evangelio y los sacramentos de la Iglesia. Nos reúne en sus brazos, que extendió sobre la cruz «para reunir en un solo cuerpo a los hijos de Dios dispersos» (Jn 11,52). Nos acoge en el seno de su misericordia, como una madre acoge a su hijo.
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De: Nina40 |
Enviado: 26/04/2015 09:11 |
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