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General: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
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De: perladelmar (Mensaje original) |
Enviado: 01/05/2015 01:42 |
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida Juan 14, 1-6. Pascua. Con Cristo nada puedes temer, el corazón encuentra la paz.
Autor: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net
San José obrero Mateo 13, 54-58
Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.Y adonde yo voy sabéis el camino. Le dice Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Le dice Jesús: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Oración introductoria Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.
Petición Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!
Meditación del Papa Benedicto XVI
Supera y ayuda al hombre de hoy a superar los obstáculos del individualismo, del relativismo; no te dejes llevar por los fallos que pueden marcar a las comunidades cristianas. Esfuérzate en ver de cerca a la persona de Cristo, que ha dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Avanzad confiados en el camino de la nueva evangelización, en el servicio amoroso a los pobres y en el testimonio valiente en las distintas realidades sociales. Sed conscientes de que sois portadores de un mensaje que es para cada uno de los hombres; un mensaje de fe, esperanza y caridad. Finalmente, esta invitación está dirigida a todos vosotros, queridos fieles laicos. Sabed, siempre y en todas partes, dar razón de la esperanza que está en vosotros. La Iglesia necesita vuestros dones y vuestro entusiasmo. Sabed decir "sí" a Cristo que os llama a ser sus discípulos, a ser santos. Querría recordar, otra vez, que la "santidad" no quiere decir hacer cosas extraordinarias, sino seguir todos los días la voluntad de Dios, vivir verdaderamente bien la propia vocación, con la ayuda de la oración, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos y con el compromiso cotidiano de la coherencia. Sí, son necesarios fieles laicos fascinados con el ideal de "santidad", para construir una sociedad digna del hombre, una civilización de amor. (Benedicto XVI, 9 de mayo de 2011).
Reflexión Señor, tú te proclamaste a ti mismo: camino, verdad y vida. ¡Cuánto te costaría la fidelidad a este anuncio! Por defenderlo te conducirían a la muerte. Pero no dudaste en resguardarlo con tu propia vida, pues sabías que en ella estaba mi salvación.
Tú afirmaste ante los judíos ser Hijo de Dios. Así nos lo habías dicho y en virtud de este título bendito habías perdonado mis pecados; gracias al poder que te confería me nombraste hijo de Dios y heredero del cielo. Lo creí demasiado, pero con tu testimonio ante los sumos sacerdotes me confirmas que no es un sueño sino una realidad. Una verdad que te costó la vida.
El día de tu entrada en Jerusalén te atribuyeron el título de rey. Mi soberbia se alzó junto con los sacerdotes que te pedían desmentir aquellas voces que te aclamaban. No me parecía que te proclamaras Señor de mi vida, que me pusieras como norma tus bienaventuranzas. Me contrariaba, me incomodaba. Pero se somete mi soberbia al ver que por defender tu soberanía ante Pilato te sometes a la flagelación y al ultraje de los soldados. Él te preguntó: ¿Tú eres rey? Y tú no tardaste en contestar: Tú lo has dicho.
Defendiste las verdades más sublimes con tu vida. Ahora me corresponde a mí vivirlas y testimoniarlas con mi vida: Tú eres mi Dios, mi Rey, mi Verdad.
Diálogo con Cristo No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
Propósito Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.
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