Padre Joaquín Gallo Reynoso, sacerdote jesuita
Para seguir con el tema del año, este
Ya el papa Francisco en su mensaje de Cuaresma nos había invitado a vivir con más intensidad las obras de misericordia. ¡Y qué buen ejemplo nos dio en su
Espero que las reflexiones siguientes y nuestras oraciones nos ayuden a ello mientras esperamos las celebraciones pascuales. Ojalá las vivamos a plenitud siguiendo al Señor Jesús en su pasión y muerte y en su gloriosa resurrección. Primera consideración: Dios se compadece de los pueblos y culturas antiguas de América y les da a conocer a su Hijo Amado. En su plan de salvación, nuestro Dios ya sabía la necesidad que tendrían los pueblos de América de llegar a conocerlo verdadera y experiencialmente. Por eso quiso manifestarles a su Hijo Amado y con la fuerza y dinamismo del Espíritu Santo fue preparándole el camino a través de muchos signos de su presencia velada, pero misericordiosa, para que lo acogieran. Démosle gracias porque hoy somos herederos de esa misericordia.
Segunda consideración: María, como en Nazaret, le dio su sí a Dios para venir a evangelizar nuestra tierra y a todo este continente.
Nuestra Madre, siempre bien dispuesta para el amor, hasta heroico, dio su sí para estar con los pueblos antiguos y facilitar su conversión. Testigos de la historia en América Latina que fue evangelizada por María en otras advocaciones también. Agradezcámosle ese “amor primero” (1Jn 4,19) que gozaron, personalmente, tantos indígenas del siglo XVI.
Tercera consideración: María, con su increíble bondad, reveló a los pueblos antiguos la cercanía del amor misericordioso y salvífico de Dios.
La Virgen, en los alrededores del Tepeyac, realizó muchos favores y aun milagros en favor de muchos indígenas, españoles, criollos y mestizos como consta en las crónicas antiguas como el Nican Mopohua, el Nican Motecpana. Esto los dispuso a recibir la catequesis evangelizadora de los religiosos y sacerdotes que fueron llegando a estas tierras. Admiremos y gocemos estas obras divinas.
Cuarta consideración: Juan Diego, su mujer, Juan Bernardino y los pueblos de los alrededores de la gran Tenochtitlán se convirtieron al Dios Vivo y Verdadero.
Los indígenas evangelizados, como Juan Diego y otros muchos, fueron a enseñar a sus connaturales la gran bondad de Dios y de María para con todos ellos. Testigos de esto fueron los niños mártires de Tlaxcala, Cristóbal, Antonio y Juan, martirizados por defender la fe recibida. Aprendamos de ellos a ser testigos del amor misericordioso de Dios.
Quinta consideración: El primer obispo de esta ciudad, los religiosos recién llegados a México, algunos conquistadores y, posteriormente en otros lugares y países, muchas personas se fueron convirtiendo al conocer este Acontecimiento.
Fray Juan de Zumárraga, su secretario y traductor, Juan González, algunos misioneros de distintas órdenes religiosas en sus viajes a España y a otros lugares de América Latina fueron llevando la gran noticia del Acontecimiento Guadalupano. Así, al ser conocida la feliz noticia, la misericordia divina y la acción maternal de María ayudaron a la conversión de otras personas.
Admiremos la Providencia Divina de entonces y la de ahora al traernos al papa Francisco. Él en su visita a México agradeció la presencia dinámica y transformadora de nuestra Madre en el Tepeyac y nos urgió a que transformemos nuestra realidad tan triste, violenta e indiferente ante el dolor de los más empobrecidos. Agradezcamos a nuestra Madre su testimonio. Imitémosla. Hoy toca a nosotros convertirnos en mensajeros de la misericordia de Dios y de María en los ambientes en que estamos relacionados y en los que necesitan nuestra presencia transformadora. No perdamos más el tiempo.
Citas bíblicas: Mc 10, 46-51; Lc 7, 36-50; Mt 28, 1-10; Jn 8, 1-11. Citas del documento del Papa “El rostro de la misericordia” (MV, 8a): “Con la mirada fija en Jesús y en su Rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad. La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud”.
“Dios es amor (1Jn 4, 8.16) afirma por primera vez en toda la Sagrada Escritura San Juan… Este amor se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes, llevan consigo el distintivo de la misericordia. En Él todo habla de misericordia”. Nota: El Papa acaba de lanzar una aplicación digital para todos los medios de comunicación electrónica —como teléfonos celulares, iPod, computadoras—: “Click to Pray” para orar todos los días en lo que estamos llamando ahora “La Red mundial de oración con el Papa” —Apostolado de la Oración—, que hemos tenido los jesuitas hace más de 100 años. La versión será en la