oración del día
PARA DESPUÉS DE COMULGAR:
Oración del P. F. Lelotte
Señor, te has comparado a la vid, y has dicho: “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos.”
La vid es todo el conjunto: la cepa y los sarmientos; si yo soy un sarmiento, soy una parte de ti mismo, una célula de tu Cuerpo Místico.
No permitas que sea indigno de este favor. Señor, como la vid ha sido plantada para dar sarmientos, para derramar su propia vida en ellos, así Tú has venido a nosotros para derramar tu vida en nosotros. No permitas que tu Redención sea ineficaz para mí y para cuantos me rodean.
Como sin los sarmientos no sería la vid más que una planta inútil, o al menos, incompleta e infructuosa, así, sin nosotros, te faltaría poder manifestar el rescate que hiciste muriendo por nosotros. No permitas que ponga límites en mí a tu Redención; que mi vida toda sea una glorificación de tu amor.
Como el sarmiento no puede llevar fruto si está separado de la vid, así mis acciones sólo son meritorias cuando están hechas en estado de gracia. Señor, ayúdame a vivir siempre injertado en ti, que eres la verdadera vid.
Que yo esté siempre en comunicación contigo, que la savia misteriosa de tu gracia vivifique los menores actos de mi vida.
¡Que yo sea, Señor, un sarmiento estrechamente unido a ti, que eres el único que puedes dar la vida!