La ignorancia de Don Benigno
Esta tarde hablando con un doctor que cuando le preguntan: ¿Qué es Usted?, responde: "trato de ser buena persona", recordé a Don Benigno, cura de Samamede (Xinzo, Orense), quien siempre leyó el Antiguo Testamento en hebreo, el Nuevo en griego, a Dostoiesvski en ruso, a Kant en alemán y a Hugo en franés. Lo visitaba todos los veranos. Una vez, al día siguiente de llegar de vacaciones, iba leyendo una novedad editorial que había comprado en París al día siguiente de llegar a las librerías. "No está mal, pero tampoco mata", me dijo. Don Benigno ya se lo había leído. Otra vez, lo encontré en el camino hablando con dos campesinos. "¡Me imagino que le costará mucho hacerse entender de esta gente", le dije. "Nada, les escucho y me doy cuenta de que me haría falta todo el tiempo del mundo para descubrir cuanto ignoro".
(Manuel Mandianes, Religión Digital)