Señor, te suplicamos visites nuestro hogar y alejes todas las asechanzas del enemigo. Que tus Santos Ángeles habiten en nuestra casa y nos custodien en paz. Tu bendición siempre nos acompañe. ¡Todopoderoso y eterno Dios! En tu amable providencia has designado a todos desde el día de su nacimiento, un ángel particular para que sea Guardián de su cuerpo y alma. Concédeme amar y honrar al mío de tal modo que, protegido por sus gracias, y con su ayuda, merezca contemplar en su compañía y la de todos los ejércitos celestiales, la gloria de tu rostro en el Reino Celestial. Amén.
El ángel custodio guía al alma hacia la Jerusalén Celestial a través del camino de la cruz.