Te invocamos
Oh Virgen del Perpetuo Socorro,
Madre Santa del Redentor,
socorre a Tu pueblo,
que anhela resurgir.
Da a todos el gozo de trabajar
por la construcción del Reino
en consciente y activa solidaridad
con los más pobres,
anunciando de modo nuevo y valiente
el Evangelio de Tu Hijo.
Él es fundamento y cima
de toda convivencia humana
que aspire a una paz verdadera,
estable y justa.
Como el Niño Jesús,
que admiramos en este venerado Icono,
también nosotros
queremos estrechar Tu mano derecha.
A Ti no te falta poder ni bondad
para socorrernos
en las más diversas necesidades
y circunstancias de la vida.
La hora actual es Tu Hora
Ven, pues, en ayuda nuestra
y sé para todos socorro,
refugio y esperanza Amén.