Porque habrá una enfermedad, la última, de la que no surgiremos. Por eso si Dios nos devuelve la salud, aprovechemos el tiempo para ser buenos y hacer el bien, porque es un gran regalo de Dios el que estemos sanos y bien. Dios nos da una nueva oportunidad, no la desaprovechemos.
A veces estos sacudones que nos da la vida, nos hacen recapacitar y valorar qué es lo importante, y qué no lo es. ¡Cuántas veces nos preocupamos por nimiedades y dejamos pasar el tiempo en balde, o lo que es peor, lo utilizamos para pecar, o simplemente dejamos escapar el tiempo de vida, que es un tiempo valiosísimo que no volverá!
Aprendamos de la vida, y cuando caigamos enfermos, meditemos la importancia de aprovechar el tiempo si tenemos la gracia de mejorar. Pero tampoco desaprovechemos el tiempo de estar enfermos, pues el Cielo se gana con el sacrificio, y quien padece su enfermedad con paciencia, gana muchos méritos y ayuda a la salvación de las almas, comenzando por su propia alma.
Tomemos el ejemplo de Cristo que sacaba enseñanzas de las cosas comunes que suceden en la vida y de la naturaleza. También nosotros debemos aprender a sacar enseñanzas de cada cosa que nos ocurre, y de todo cuanto nos rodea, porque Dios nos sigue hablando a través de las cosas y los acontecimientos.
No hacen falta muchos libros para ser sabios, sino que con sólo el Santo Evangelio y lo que cada día vamos viviendo, ya tenemos para meditar mucho y alcanzar la Sabiduría. Meditemos en ello.