Jesús, apiádate de todos nosotros, de los cercanos como de los lejanos, para que todos estemos unidos en un mismo espíritu, y tengamos paciencia y nos soportemos con amor, los unos a los otros.
Ojalá que el vivir en casa sea poco menos que un paraíso, ya que es muy lindo volver del trabajo o de la escuela y encontrar un ambiente de paz y armonía en nuestro hogar, donde se puede descansar y tomar nuevas fuerzas para las próximas batallas de la vida.
¡Jesús, ten misericordia de mi familia y de todas las familias del mundo, porque si las familias están mal, toda la sociedad está mal, y las almas sufren y se pierden porque no tienen un lugar de amor que los ampare y contenga! ¡Piedad, Jesús! ¡Misericordia!