Docenario Guadalupano, 1 de diciembre de 2017 -

Dios y María siempre nos sorprenderán, nos ayudarán y consolarán. Dios-Amor, Autor de todo lo bello, bueno, consolador. Hermanas y hermanos: iniciamos este Docenario en medio de unas calamidades tan fuertes en el país que casi no nos permiten pensar en el gozo y la alegría. Sin embargo, a pesar de todo, Dios es bueno, paciente, todo amor. Y quiere darnos su paz, su gloria, su felicidad. Aun a pesar de nuestros muchos sufrimientos Él nos pide levantar la cabeza porque “se acerca nuestra liberación”, como lo hizo en el tiempo de la Conquista cuando mandó a nuestra Madre Amada para que consolara y asistiera al mundo indígena deshecho por los conquistadores… Estamos en el inicio de nuestro Adviento, y qué bueno, para que pidamos con insistencia que “las lluvias traigan Al Justo y nos den Al Salvador”. Éste es el anhelo de México, que aparezca el Salvador para que consuele y apoye a tantas familias, madres y padres de familia que han perdido a sus hijos jóvenes en las barbaries que se han cometido. Desde aquí las y los acompañamos en su inmenso dolor y les anunciamos que el Resucitado-Resucitador está con ustedes y con los hijos y hermanos que han perdido. Vamos a levantar la mirada hacia los cielos porque “nuestra ayuda viene del Señor que hizo el cielo y la tierra”.Con todo y los dolores tan profundos de estos hermanos nuestros y de tantos que sufren actualmente en el mundo sigue siendo cierto que el hecho fundamental de toda la historia es que Dios existe en Trinidad de Personas. Padre, Hijo y Espíritu Santo, que son y viven felices, aun a pesar de estos dolores que han hecho suyos y que nos invitan a superar nuestras tristezas, rencores y odios para vivir la vida de resucitados que viviremos siempre. Ellos no pueden prescindir entre sí de alguna de las otras Personas Divinas como tampoco nosotros de nuestros padres y familiares cercanos y aun lejanos, unos viviendo gozosos, otros en la tribulación… Estos hechos fundamentan nuestra vida y nuestra Fe y nos ponen en el itinerario de gozo que quieren que vivamos eternamente con tal de que hayamos realizado entre nosotros la justicia y la misericordia. Vamos a meditar hoy estos hechos durante este primer día como base fundamental para todo lo que vamos a considerar durante este Docenario. Nota: les recuerdo que estas consideraciones pueden hacerse con Rosario o sin él, según convenga. Que lo pueden hacer en familia o grupo y que N.M. significa Nican Mopohua.

Primera consideración: Dios es Amor. El misterio de Dios se resume en el hecho de que las Tres Divinas Personas se aman sin límite, tanto que el amor entre el Padre y el Hijo es amor, y Amor-Persona. San Juan nos dice: “Dios es Amor” (1Jn 4, 8). El Padre ama al Hijo infinitamente, el Hijo da su vida por el Padre, y ese Amor y Gloria es la Tercera Persona Divina. También nos dice San Juan que es Luz (1Jn 1, 5), en Ellos no hay oscuridad alguna, saben perfectamente lo que ha pasado, lo que han sufrido los jóvenes de Ayotzinapa y los sufrimientos y muertes de todos los que han desaparecido en los diferentes contornos del país, y del mundo… Meditemos esta realidad tan dolorosa y contemplemos también, como consuelo y esperanza, a este Dios maravilloso que nos hace posible vivir esta experiencia de dolor dentro de un halo de amor con Él y María y de amistad solidaria entre nosotros.

Segunda consideración: Dios es Familia Divina en Trinidad de Personas. El Verdaderísimo Dios es real, es Vida, Gozo, Alegría. Y lo es así porque todo es compartido en plenitud de amor, en la Trinidad. El Padre engendra al Hijo eternamente y el Hijo le posibilita al Padre el poder serlo. Los Dos, en su relación íntima Divina, posibilitan que el Espíritu Santo los una en una intimidad sin límites siendo el Amor Sustancial entre el Padre y el Hijo. Es el misterio más grande, el hecho más importante del universo y la realidad absoluta y eterna más allá de cualquier realidad posible. El Padre ama al Hijo infinitamente y ese Amor y Gloria es la Tercera Persona Divina. Ante este misterio todos los demás misterios son menores y de este misterio deriva la posibilidad de la Encarnación, de la donación del Espíritu Santo; toda vida, toda energía, conocimiento, santidad, gozo, alegría, paz… Contemplemos un momento este misterio de la Familia Divina y abramos nuestro corazón a este Dios Amor, Vida, Luz, Verdad que nos trajo a vivir y cuyo reflejo son todas las familias… Pidamos por las que están más dañadas y dolidas en el país y en el mundo.

Tercera consideración: Dios, Dador de vida, por quien vivimos. Dios, el Dador de Vida, como le decían los antiguos pobladores del centro de México, es quien amorosamente nos llamó a vivir, nos compartió su vida, nos hizo a su imagen y semejanza. Es un don que difícilmente podemos apreciar en toda su grandeza. Nos creó para ser eternos como Él, para compartirnos su amor, su sabiduría, sus conocimientos, su ternura y poder. Por eso no puede querer ni aceptar la muerte de nadie. Agradezcamos este don sin límite y pidamos por los que no saben apreciar su propia vida y la de los demás y son capaces de matar y causar las destrucciones familiares que han realizado sin ninguna compasión..

Cuarta consideración: Dios nos ha creado para que seamos parte de su familia. En su admirable e infinita bondad, Dios nos ha querido no solamente como imágenes suyas, sino como partícipes de su misma vida Divina. Por el magnífico sacramento del Bautismo empezamos a ser hijos en el Hijo y miembros de la Familia Divina con el derecho, porque así lo han querido Ellos, de que lleguemos a participar de su alegría y gozo eternos. Bendigamos a Nuestro Padre que nos ama tan entrañablemente; a Jesús, el Señor, Hijo verdadero y eterno, Verbo-Palabra del Padre, y al Espíritu Santo, Nuestro Santificador, Promotor y Dinamizador que nos capacita para ser también hijos de María y hermanos y hermanas de todos los humanos que han existido, existen y existirán. ¡Gloria a quienes así nos han amado! Vivamos gozosamente esta realidad y perdonemos a quienes no han querido ser herman@s…

Quinta consideración: María, nuestra Madre, en el Plan de Dios: Hija Predilecta del Padre, Madre Amorosa del Hijo y Gloria del Espíritu Santo. Vamos a pensar y sentir un poco cómo el Padre Dios ama a Su Hija Amadísima, la Virgen María, Ella siempre quiso hacer su voluntad y así se lo expresó al ángel Gabriel cuando le dijo: “Aquí estoy yo la humilde sierva del Señor”. Nuestra Madre recibió con todo su amor a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad a quien, hecho carne, llamamos Jesucristo. Lo cuidó, alimentó, comprendió y acompañó toda su vida. Junto con San José lo llevó al Templo para ofrecerlo al Padre, y ya cuando Jesús fue mayor lo apoyó para que realizara su misión hasta la muerte. Luego participó de su felicidad en la resurrección y lo ha dado a conocer por todos los países, especialmente en México…El Espíritu Santo educó a María perfectamente y Ella se dejó conducir por Él como la mejor discípula. Él le dio fuerza y la animó para seguir a Jesús y para amar a nuestro Padre. Ella es su gloria; en Ella se consuela el Espíritu Santo.Las Tres Divinas Personas nos la dieron como Madre. Pidámosle a Ella, nuestra Madre, que nos enseñe a amar y a glorificar al Padre; a seguir fielmente a Jesús y a dejarnos guiar por el Espíritu Santo para que hagamos mejor esta tierra. Y que Ellos y Ella consuelen a tantos hermanos nuestros porque no aparecen los que ahora deberían estar gozosos con ellos. Pidamos que terminen estos acontecimientos tan dolorosos en nuestro país.Oraciones complementarias del Rosario (para quienes hayan decidido esta manera): intercambio sobre lo meditado y reflexionado este día (si lo hacen en grupo).Lecturas bíblicas: Jn 17, 1-5 y 21-26; Mt 11, 25-30. Cánticos: Apoc 4, 11 y 12, 10-12; Ef 3, 14-21. Salmos: 96(95), 118, 81-88; 61(60) y 64(63). -