Palabra de santo.
“El que reza se salva, y el que no reza se condena”. San Alfonso María de Ligorio.
Comentario:
Si no rezamos aunque más no sean las Tres Avemarías todos los días, entonces sí que estaremos perdidos en el tiempo y en la eternidad, porque Dios ha condicionado el socorrernos en lo material y en lo espiritual, a que nosotros se lo pidamos en la oración, pues entonces si no rezamos, no obtendremos nada ni para el cuerpo ni para el alma, y muy pronto seremos presas del demonio.
¿Y qué decir de las personas que no rezan nunca? Están en grave peligro de morir para siempre y ya están muertas en el alma, porque la vida de la gracia, la vida del alma, muere si no se reza, ya que la oración es como la respiración del alma, y si un alma no reza, no respira, entonces muere enseguida.
Por eso es necesario que recemos no sólo por nosotros mismos y por nuestros seres queridos, sino por todos los hombres, puesto que con nuestra oración cubrimos a los que no rezan. Con lo que rezamos demás, colaboramos a equilibrar la balanza de la oración que sube al Cielo, para que Dios derrame también sobre quienes no rezan, sus gracias y dones, porque nosotros hemos rezado por ellos.
No es casualidad que la Virgen pida en todas sus apariciones que recemos mucho, cada vez más. Porque con este mundo moderno, la gente reza cada vez menos, creyendo que la técnica y el progreso le obtienen todo, y no saben que Dios es quien provee todo al hombre, y a Dios y a sus dones se los conquista con la oración.