¡Qué hermosa virtud la humildad! Conquista el Corazón de Dios y el Corazón de la Virgen, y todo el Paraíso se regocija ante un alma humilde. Dios colma de dones y favores tan especiales a las almas humildes, que parece increíble que Dios se dé tan completamente a esas almas.
Por eso la humildad es la base para todo el edificio espiritual, y no llegaremos a la santidad y ni siquiera comenzaremos ese camino, sin la humildad, porque la soberbia es la raíz de todos los males, en cambio la humildad es como la base para todos los bienes.
Tomemos como ejemplo a la Santísima Virgen que, siendo Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo, la criatura más excelsa del universo, se consideró en su corazón la esclava del Señor.