¿Qué busca Dios en nosotros?
El encuentro del pequeño con el Inmenso, del finito con el Infinito, del pecador con el Amor, de la miseria con la MisericordiaLa misericordia es una virtud moral que inclina a la voluntad a la debida compasión y auxilio de la miseria ajena Misericordia, es un misterio profundo. Y más cuando el encuentro se da no en Él sino en nosotros: en la intimidad de nuestro corazón, adonde Él ha puesto su tienda.
Dios ha asumido el riesgo de entrar en la historia y darse. Su benevolencia ha sido desbordante. La gratuidad del DonDon en general es "todo aquello que una persona da a otra por propia liberalidad y con benevolencia. Decimos "por propia liberalidad" para significar que el don excluye, por parte del donante, toda razón de débito, no sólo de justificia sino incluso de gratitud o de cualquier otra especie. Y añadimos "con benevolencia" para recoger la intención del dador de beneficiar a quien recibe gratuitamente su don (A. Royo Marín, Teología de la perfección cristiana, don de Dios a la pequeñez de nosotros sus hijos es algo incomprensible, realmente misteriosa. ¿Qué busca Dios en nosotros? Nada lo obliga, en nada lo completamos, sin embargo quiere darse, quiere tratar con nosotros, convivir con sus hijos. Y Él, ¡Dios!, permanece en suspenso, como un mendigo en espera de atención, una OfrendaOfrenda, en general, es la entrega o donación espontánea de una cosa. En sentido religioso es la espontánea donación de una cosa para el culto divino
Nos realizamos en la medida en que nos damos
Si el hombre se queda solo, cerrado, se pierde y se frustra. Si se abre, se encuentra y se realiza. “El hombre está solo; esto quiere decir que él, a través de la propia humanidad, a través de lo que él es, queda constituido al mismo tiempo en una relación única, exclusiva e irrepetible con Dios mismo. («Hagamos al hombre a nuestra imagen, a nuestra SemejanzaTodas las criaturas poseen una cierta semejanza con Dios, muy especialmente el hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Las múltiples perfecciones de las criaturas (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan, por tanto, la perfección infinita de Dios. Por ello, podemos nombrar a Dios a partir de las perfecciones de sus criaturas, "pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor"
Esta invitación al encuentro por parte de Dios con el hombre no es una experiencia que se vive sólo en momentos privilegiados de profunda oración, sino que es algo existencial y se actúa en la vida cotidiana. Podemos vivir con Dios, hacer amistad con Él, descubriendo y disfrutando en todo lo que hacemos la presencia viva del Dios eterno que se hace asequible, que se despoja de sí y desciende hasta alcanzarnos de lleno en nuestra pobreza y limitación humanas.
La oración, un encuentro por amor
Se trata entonces de una convivencia familiar, de una relación cercana de amistad de la creatura con su CreadorAtributo de Dios en cuento que de él han recibido el ser todas las cosas. Según nuestra manera de concebir, este atributo comienza cuando las cosas comienzan a existir. En Dios mismo no es realmente distinto de los otros atributos y es idéntico a su esencia (AA.VV. Diccionario del cristianismo)"Creador, del hijo con su Padre, del condenado con su Salvador, del peregrino con su Guía; y no de un escape impersonal al vacío. La oración es encuentro cuando es relación de amor con el Amor que se revela. “Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.”