EL PLACER DE SERVIR
Toda la naturaleza es un anhelo de servir. Sirve la nube, sirve el
viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo;
donde haya un error que enmendar, enmiéndalo; donde haya un esfuerzo
que todos esquivan, acéptalo.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio de los corazones y
las dificultades del problema. Hay la alegría de ser sano y la de
ser justo; pero hay la hermosa, la inmensa alegría de servir. Qué
triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera
en él un rosal que plantar, una empresa que emprender...
No caigas en el error de creer que sólo se hacer mérito con los
grandes trabajos; hay pequeños servicios: regar un jardín, ordenar
unos libros, peinar a una niña. El servir no es sólo tarea de seres
inferiores. Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera
llamársele así: El que sirve. Y tiene sus ojos en nuestras manos y
nos pregunta cada día:
¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿A qué árbol, a tu amigo, a tu madre?.