La ternura de la brisa sobre la hierba. La ternura de los rayos del sol cuando amanece. La ternura de un pimpollo que se abre en flor. La ternura de un abrazo en silencio de mi madre que dice mas de mil palabras. La mano que encuentra el gesto perfecto, el toque que cura, que nos sana. La ternura de una mirada de pura comprensión y amor, sin pedir nada a cambio. La ternura del atardecer en una playa escuchando las olas que van y vienen…
En nuestras vidas, la ternura se traduce en la naturalidad de nuestras acciones porque el Alma disolvió todo el miedo de ser.