Quince minutos con el Ángel Custodio
En mi camino.
Ángel de Dios, que siempre me acompañas en todos los caminos que transito por este mundo, cuídame especialmente en estos tiempos tan difíciles en que vivimos, donde el Maligno trata de arrastrarme al mal, e incluso intenta causarme males y accidentes hasta físicos y enfermedades. Acudo a ti porque has recibido del Señor el poder de socorrerme y de cuidarme de día y de noche, y solo esperas que yo te invoque para volar en mi auxilio. Ten misericordia de mí, pobre mortal, que muchas veces se olvida de que lo más importante es el espíritu y vive para la carne. Ayúdame a salir del pecado y a mantenerme siempre fiel a Dios. Que yo no peque nunca más, para ser así agradable a tus ojos puros, y grato a los ojos purísimos de Dios, ante quien estás tú constantemente. Dime qué quieres que haga, dame tus órdenes, condúceme por esta vida de la mano como a un niño pequeñito que no sabe andar por sí mismo. Y en realidad esto es así porque yo no sé caminar solo por el camino de la santidad, sino que necesito tu ayuda preciosa. Ángel Custodio mío, me entrego a ti para que me ayudes a llegar al Cielo después de una vida santa e intachable.