Cualquier amigo de Jesús es tu amigo
¿Escuchaste la historia del hombre que estaba pasado de peso que no podía montar su caballo? Mientras luchaba, él oró, "Todos los santos del cielo, ¡ayúdenme!" Entonces el subió en el caballo, voló sobre la silla y callo por el otro lado. ¡"Bueno", él dijo, "sólo la mitad de ustedes ayúdenme la próxima vez"!
Yo crecí protestante, y no comprendía porque la Iglesia Católica daba mucha importancia a declarar que algunas personas ya muertas eran Santos y que nosotros les deberíamos rendir respeto, tener estatuas de ellos y rezarles. En realidad, los católicos no debemos rezarle a ningún santo (ni siquiera a La Santísima Madre de Jesús), pero si les podemos pedir que recen CON nosotros y POR nosotros (como el Ave María: "ruega por nosotros los pecadores...")
¿Les pides a tus amigos aquí en la tierra que recen por ti? ¿Y contigo?
¡Qué mejor que tener a amigos en el cielo que rezan contigo y por ti!
La canonización de un Santo es la certeza oficial de la Iglesia que aquí está una persona que ha llegado a la gloria total de unidad con Dios en el cielo. El proceso de canonización llega a esta conclusión después de una averiguación e investigación muy cuidadosa y prueba innegable que las oraciones del Santo han producido milagros. Tú quizás ya sabes esto; ¿pero sabes también la amistad que puedes tener con tu Santo patrón?
Apocalipsis 7:2-14 nos habla de la comunión de los santos. Todos los amigos de Jesús compartimos esta comunión. Cualquier amigo de Jesús es tu amigo, especialmente los que viven en el cielo. Santa Teresa de Ávila dijo, "Los que te aman por amor a Dios... nunca te abandonarán," (El Camino a la Perfección, Capitulo IX, 3). Solo nuestros amigos en el cielo nos pueden amar perfectamente.
Sin embargo, para sentir su amistad y darnos cuenta de su amor y su apoyo, debemos desarrollar primero una relación íntima con el Espíritu Santo, porque es en el Espíritu de Dios que nuestras relaciones con los Santos existen.
Alguien una vez me pidió que identificara a un Santo que le correspondiera al nombre que su nieta ya había escogido para su Sacramento de Confirmación. ¡Gracias a Dios que no había tal nombre en la lista de Santos canonizados, porque había malinterpretado el propósito enteramente! La aconsejé que le dijera a su nieta que leyera acerca de varios Santos y escogiera uno que le gustaría tener como amigo personal.
¿Cuáles Santos son tus amigos especiales? Desarrolla (o mejora) tu conexión con ellos. Lee acerca de ellos. Lee sus propias palabras en libros o busca información sobre ellos en el Internet. Pide a Jesús que te los presente. Por medio del Espíritu Santo, diles lo que está pasando en tu vida y que ayuda adicional necesitas en tu desarrollo espiritual.
Aun cuando no te das cuenta de lo que los Santos están haciendo por ti, ellos están haciendo algo, especialmente nos ayudarán a crecer en santidad.
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