Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

PERLASYANGELES
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 ♥LA DIVINA MISERICORDIA♥ 
 ♥BIBLIA♥ 
 ~(,, ,,"> P宣α <*,, ,,)~ 
 ☜♥☞ANGELES☜♥☞ 
 ♫♫.-MUSICA.-♫♫ 
 ♥POESIAS♥ 
 ♥Reflexionando♥ 
 CAPILLA DE ORACION 
 :) REGALITOS 2017:) 
 ♥MARYJO♥ 
 ♥Guisando rico♥( =o= ) 
 ♥♥♫NAVIDAD♫♥♥ 
 
 
  Herramientas
 
General: Santos, difuntos y mártires
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 11 en el tema 
De: Nina40  (Mensaje original) Enviado: 02/11/2014 12:25

Santos, difuntos y mártires


Nuestra celebración de los santos, los difuntos y los mártires radica en Dios, los celebramos porque celebramos el amor de Dios en ellos y así nos acercamos al misterio de la humanidad de Jesucristo.


Los tres grupos de personas son celebrados en esta semana por la comunidad de los bautizados, la Iglesia. Todos los que lograron en su vida el acercamiento radical a la perfección de Dios, el día 1; todos los que han muerto y no lo lograron, el día 2; y el jueves 6, los centenares de mártires que, por confesar su fe, que les fue arrebatada la vida en nuestro país, hace nada, el siglo pasado. Está claro que a la Iglesia Madre que nos precede, nos acontece y nos sucede, no se le olvida celebrar la vida de sus hijos de dentro y de fuera, si es

que se puede hablar así. Es claro que, en esta semana, celebramos la vida que nos hace existir y que se prolonga eternamente una vez cumplido el encargo de llevarla adelante por nuestra responsabilidad hasta la muerte natural.

Toda persona, pues, ha de ser celebrada en la vida de la Iglesia. Por eso, Joseph Cardijn, el cura belga que nombrara Pablo VI cardenal, sin ser obispo, cuando cumplió los 80 años, pudo decir con toda razón: «Un joven trabajador vale más que todo el oro del mundo». Hoy a algunos les resulta llamativo que el papa Francisco diga lo mismo cuando afirma que no se puede construir la sociedad con un sistema social y económico que cuenta de antemano con millones de personas descartadas del concierto social. Los jóvenes aprendices de los años primeros del siglo pasado tenían unos trabajos indecentes que les robaban los años de escuela y de formación… Hoy, ¿cómo estamos? Entre cinco y seis de cada diez jóvenes en edad de trabajar no tienen ninguna posibilidad en este país.

Pongamos en nuestro sentir lo poco que vale hoy la vida humana. Unos hemos tenido suerte para nacer y vivir en buenas condiciones, y muchos, a la vez, no salen vivos del vientre de sus madres o mueren prematuramente de hambre o de violencia y guerra. Los católicos celebramos la vida de todos: de los que se acercaron a la plenitud del amor de Dios, como de los que andamos arrastrando los pies de la mediocridad y las felicidades que no duran eternamente; de los mártires que supieron entregar su vida con toda radicalidad, como los que cobardemente nos encerramos en nuestros intereses y no apostamos con todas nuestras fuerzas por hacer una sociedad mejor, apoyada en estos dos pilares que son la dignidad de la persona y la construcción del bien común.

Nuestra celebración de los santos, los difuntos y los mártires radica en Dios, los celebramos porque celebramos el amor de Dios en ellos y así nos acercamos al misterio de la humanidad de Jesucristo que nos ha abierto la plenitud de la Divinidad como la suprema realización de todo ser humano y de todos los integrantes de esta Humanidad de ayer, hoy y del futuro.

Así, nuestro compromiso por hacer una sociedad mejor para todos no es, como nos dice el Concilio Vaticano II, de simple posicionamiento de política de partido sino que nos lleva a desear una política que sea reflejo de esa humanidad redimida y renovada por Cristo Jesús. Os dejo con estas preciosas palabras del Concilio: «Y como la Iglesia es en Cristo como un sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano, insistiendo en el ejemplo de los Concilios anteriores, se propone declarar con toda precisión a sus fieles y a todo el mundo su naturaleza y su misión universal. Las condiciones de estos tiempos añaden a este deber de la Iglesia una mayor urgencia, para que todos los hombres, unidos hoy más íntimamente con toda clase de relaciones sociales, técnicas y culturales, consigan también la plena unidad en Cristo» (Lumen gentium, 1).

Celebremos, pues, la vida de todos implicando la nuestra en la Vida.

(Monseñor Antonio Algora)



Primer  Anterior  2 a 11 de 11  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 11 en el tema 
De: ALIPIA Enviado: 03/11/2014 00:08

Respuesta  Mensaje 3 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 01/11/2016 15:43
¡Que todos los Santos, conocidos o desconocidos, intercedan por nosotros ante Dios, Nuestro Padre! Y sigan siendo ejemplo y compañia en nuestro camino diario!

Respuesta  Mensaje 4 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 03/11/2016 15:00

FIESTA: 2 DE NOVIEMBRE

Los fieles difuntos, a quienes recordamos en esta fecha y también durante este mes de Noviembre, son aquellas personas que nos han precedido en el paso a la eternidad, y que aún no han llegado a la presencia de Dios en el Cielo.

Son almas que han sido fieles a Dios, pero que se encuentran en estado de «purificación» en el Purgatorio, en el cual están como «inactivos»; es decir, ya no pueden «merecer» por ellos mismos. Por esta razón, es costumbre en la Iglesia Católica orar por nuestros difuntos y ofrecer Misas por ellos, como forma de aliviarles el sufrimiento de su necesaria purificación antes de pasar al Cielo. (Ver CIC #1031-32 y 2Mac.12,46)

El recuerdo de nuestros seres queridos ya fallecidos nos invita también a reflexionar sobre lo que sucede después de la muerte; es decir, Juicio: Cielo, Purgatorio o Infierno.

Primero hay que recordar que la muerte es el más importante momento de la vida del hombre: es precisamente el paso de esta vida temporal y finita a la vida eterna y definitiva. También hay que pensar que la muerte no es un momento desagradable, sino un paso a una vida distinta. Bien dice el Prefacio de Difuntos: «la vida no termina, se transforma y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión eterna». Por lo tanto, la muerte es un paso al que no hay que temer.

Sabemos que fuimos creados para la eternidad, que nuestra vida sobre la tierra es pasajera y que Dios nos creó para que, conociéndolo, amándolo y sirviéndolo en esta vida, gozáramos de El, de su presencia y de su Amor Infinito en el Cielo, para toda la eternidad ... para siempre, siempre, siempre ...

De las opciones que tenemos para después de la muerte, el Purgatorio es la única que no es eterna. Las almas que llegan al Purgatorio están ya salvadas, permanecen allí el tiempo necesario para ser purificadas totalmente. La única opción posterior que tienen es la felicidad eterna en el Cielo.

Sin embargo, la purificación en el Purgatorio es «dolorosa». La Biblia nos habla también de «fuego» al referirse a esta etapa de purificación. «La obra de cada uno vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer ... El fuego probará la obra de cada cual ... se salvará, pero como quien pasa por fuego» (1a. Cor. 3, 13-15).

Y nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «Los que mueren en la gracia y amistad con Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo». (#1030)

La purificación es necesaria para prepararnos a la «Visión Beatífica», para poder ver a Dios «cara a cara». Sin embargo, el paso por la purificación del Purgatorio ha sido obviado por algunos. Todos los santos -los canonizados y los anónimos- son ejemplos de esta posibilidad.

¡Es posible llegar al Cielo directamente! Y, además, es deseable obviar el Purgatorio, ya que no es un estado agradable, sino más bien de sufrimiento y dolor, que puede ser corto, pero que puede ser también muy largo. Por eso es aconsejable aprovechar las posibilidades de purificación que se nos presentan a lo largo de nuestra vida terrena, pues el sufrimiento tiene valor redentor y efecto de purificación. Al respecto nos dice San Pedro, el primer Papa:

«Dios nos concedió una herencia que nos está reservada en los Cielos ... Por esto debéis estar alegres, aunque por un tiempo quizá sea necesario sufrir varias pruebas. Vuestra fe saldrá de ahí probada, como el oro que pasa por el fuego ... hasta el día de la Revelación de Cristo Jesús, en que alcanzaréis la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas» (1a.Pe. 1, 3-9).

Gentileza de Buena Nueva
www.iglesia.org


Respuesta  Mensaje 5 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 04/11/2016 13:27
Resultado de imagen de dia de los fieles difuntos

Resultado de imagen de dia de los fieles difuntos

Resultado de imagen de dia de los fieles difuntos


Resultado de imagen de dia de los fieles difuntos




Respuesta  Mensaje 6 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 02/11/2017 12:50


Respuesta  Mensaje 7 de 11 en el tema 
De: elopolis Enviado: 02/11/2017 15:55
Muy buena la información
Resultado de imagen de feliz jueves

Respuesta  Mensaje 8 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 18/11/2018 14:43

Respuesta  Mensaje 9 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 01/11/2019 14:55

Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 03/11/2019 14:02

Resultado de imagen de 2 de noviembre


Respuesta  Mensaje 11 de 11 en el tema 
De: Nina40 Enviado: 05/11/2019 15:36


Primer  Anterior  2 a 11 de 11  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados