El número de casos de Coronavirus ha superado los 20 000 000 en todo el mundo y el número de muertes en los Estados Unidos aumenta cada día. Ante una pandemia mundial, es fácil estar ansioso.
¿Cómo puedo evitar enfermarme?
¿Qué pasa si mis hijos se enferman?
¿Cómo voy a llegar a fin de mes si falto al trabajo por un par de semanas?¿Por qué Dios permitiría esto?
Y aunque nosotros, como cristianos, deberíamos ser los primeros en tomar precauciones de sentido común, como lavarnos las manos y quedarnos en casa si empezamos a sentirnos enfermos, sabemos que hay algo mucho más grande que podemos darle al mundo hoy y después de que el Coronavirus pase a la historia:
NO te asustes NO temas.
En tiempos de problemas, Dios ha pedido continuamente a su pueblo que no se preocupe:
Cuando la guerra estaba a sus puertas, el rey Salomón dijo: «Si eres débil en día de angustia, Tu fuerza es limitada.»«. (Prov. 24:10)
Cuando la cruz estaba en el horizonte, Jesús les dijo a sus discípulos: «Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? 26 Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves! » (Mateo 6: 25-27)
Cuando su vida estaba llegando a su fin, Pablo escribió: «No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. 7 Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús«. (Filipenses 4: 6-7)
¿Pero por qué Dios nos diría que no nos preocupemos? ¡Porque la realidad es que no necesitamos hacerlo! Servimos a un Dios que venció el pecado y la muerte.
La Iglesia primitiva estuvo marcada por su hospitalidad radical hacia los enfermos, los moribundos, los contagiosos y los perseguidos. No estaban ansiosos por la muerte.
Creían que seguir el ejemplo de Cristo y amar a su prójimo era mucho más importante.
Y sabían que si decidían dejar que la preocupación gobernara sus vidas en tiempos de pánico, estarían mostrando quiénes eran sus verdaderos maestros:
Ansiedad.
Temor.
Incertidumbre.
Pero nuestro verdadero maestro es Jesús, quien responde todas las dudas con:
«No te preocupes por …»
«No estés ansioso por …»
«No Temas …»
Úselo hoy como un ejemplo para confiar en Dios: ore por los enfermos de todo el mundo, dele a quienes lo necesitan y lávese las manos. Y cuando tus amigos, familiares y compañeros de trabajo te pregunten por qué no pareces preocupado, comparte con valentía las buenas noticias sobre un Dios que te ama y que también los ama.